José de San Martín (por M. Zuloaga). |
Por Alberto A. Mondragón
El orador comenzó expresando que el tema del sable de San
Martín, merecía un recordatorio frecuente, ya que la joya histórica reúne en sí
tres factores de notable interés para ser replanteado en oportunidades polémicas
en torno a Rosas y su época; el 1°) lo era en sentido general, es decir el
sable símbolo de valor, abnegación, libertad e independencia, el General San
Martín lo entregó a Rosas, el 2°) la cláusula tercera del Testamento del 23 de
enero de 1844, que San Martín no modificó pese a las “presiones” de
“amigos” interesados en hacerle variar
su concepción sobre Rosas y 3°) la cláusula en su contenido literario resume la
razón justificativa de la hermosa donación.
Si bien esta temática ha sido tratada por excelentes
historiadores, el doctor Mondragón expresó que aún queda un filón más para
agregar a un asunto que parece agotado, y lo hizo diciendo en una síntesis
histórica panorámica del actuar nacional de 1812 a 1850, en función de
biografías de actores vinculados estrechamente al Libertador, que, esos
personajes, reunían condiciones en más o en menos, a ser herederos del famoso
corvo.
La posibilidad podía darse sobre todo en los de gran altitud
histórica –Guido, Brown, López y Planes, Paz, Las Heras, etc.– o en escala
menor –Anchorena, Corvalán, Lamadrid, Pueyrredón, etc. – o vinculados a su
campaña andina –Olazábal, Rodríguez, Necochea, etcétera– o por relación
política –Alvear, Gómez, Rivadavia, etc.– o en el plano americano, –Bolívar,
Artigas, Castilla, O´Higgins, Miller, etc.– y muchos más, todos ellos vivientes
a la fecha del 23 de enero de 1844, que permiten efectuar un extenso parangón y
balance comparativo.
“Esta veta no tratada hasta ahora suficientemente, pone de
relieve la alta significación histórico-política del sable, pues en función de
algo más que obligadas situaciones personales, o militares, San Martín sopesó
el dar a Rosas, la herramienta de la emancipación Sudamericana, San Martín lo
donó por entender que don Juan Manuel coincidía con su concepción patriótica en
la defensa de la nacionalidad y de su soberanía, que en los presuntos herederos
no se da en la magnitud que lo exigía San Martín, como puede probarse
fehacientemente en las copiosas expresiones epistolares. El orador leyó
extractada la abundante correspondencia mantenida con Guido, O’Higgins, López y
Planes, Prieto, Tocornal, etc., y no las mantenidas con Rosas, porque podrían
mostrar una “parcialidad” e “invalidar” un juicio sereno.
El balance es a todas luces óptimo para agregar una nueva
faceta de San Martín y desde luego un
nuevo galardón a Rosas a quien el doctor Mondragón al finalizar, calificó a
ambos como los “dos más grandes próceres de la Argentinidad ”.
Fuente:
“Reseña de conferencias”, 17 de junio de 1964, en Revisión n° 8, Buenos Aires. Agosto de
1964.
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