lunes, 23 de septiembre de 2013

CARLOS MARÍA DE ALVEAR Y SUS RELACIONES CON EL PERIÓDICO EL REVISOR DE NUEVA YORK Y LA PATRIA DE NUEVA ORLEÁNS


Carlos María de Alvear.


                                                                                                  Por Alejandra Díaz Bialet

                      A mi tatarabuelo,Victoriano Alemán

                      A la Hispanoamérica que también por él me habita.
                      Una vez más.
                                         
                               
                                     
                                       “…porque Rosas, tirano y condenado por la historia, era, sin embargo , un gran carácter y gran talento, que impuso a las potencias europeas – a Inglaterra y a Francia aliadas- el reconocimiento absoluto de nuestra soberanía sobre el Río de la Plata y sobre los ríos interiores, que ellos codiciaban con sus cañones y que respetaron en los tratados, saludando a nuestra bandera”
                                         Estanislao S. Zeballos
                                         Discurso ante el Congreso de la Nación , 15 de diciembre de 1915.

                                                    
                                      

I.
                      A mediados de febrero de 1850 cuando ya habían dado inicio las negociaciones que culminaron ese mismo año con la firma del TratadoArana-Lepredour , concluyendo de ese modo  el que fuera el segundo bloqueo por parte de la flota francesa en el Río de la Plata, Carlos María de Alvear  se encontraba en los Estados Unidos, país ante el cual era el representante de la Confederación argentina desde hacía ya doce años. Antes que esto hubiera acontecido , el Ministro argentino en Washington había procurado que la prensa estadounidense tomará una posición clara de resistencia al  bloqueo anglofrancés y que en consonancia con la Doctrina Monroe, se opusiese en definitiva a toda intervención europea en el continente americano.
          Desde La Banda Oriental, desde Chile o Brasil o de la Europa misma, la prensa estadounidense recibía y reproducía la campaña desplegada por los unitarios exiliados y pocas eran las voces que señalaran una versión diferente de lo que ocurría en el gobierno argentino que no fuese la desacreditación de sus acciones bélicas o los “vivas” a las fuerzas extranjeras.
         Fue el Dr. Felipe Arana, Ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno de Buenos Aires quien encargó a Alvear la contestación de cada uno de los infundios que se multiplicaban en muchos de los periódicos que circulaban por ese entonces en el vasto territorio de los Estados Unidos y que si  no puede decirse que ocuparan las portadas no por ello dejaba de ser cierto que continuaban desdibujando la realidad  en cuanta oportunidad  se presentaba para escribir sobre el tema.
           A estos efectos se le facilitaron  a Alvearalgunas sumas de dinero que cubrirían  los costos de las publicaciones a través de las cuales se buscaba revertir la degradada imagen que de la Confederación Argentina se intentaba mostrar desde sectores opositores a su gobierno y  como medio para garantizar que efectivamente se hiciesen _según lo apunta Thomas B. Davis, autor de “Carlos de Alvear, hombre de la Revolución”_ que para conformarse  a lo que venía siendo ya una costumbre en los medios periodísticos de la Unión: Los periódicos fijaban tarifas a todos aquellos que pretendieran ser leídos por el público estadounidense.
           Sin entrar en consideraciones respecto a las fuentes del financiamiento que permitían ver la luz a los textos de los exiliados unitarios, es notable advertir como Davis, que no vaciló en llamar  “tirano” a Rosas,  se vió sin embargo forzado a reconocer la inexactitud de los rumores que circulaban sobre los grandes recursos financieros que éste gastaba en propaganda y por los cuales se le atribuía la subvención de periódicos en Francia, Inglaterra, Portugal , Brasil y EE.UU. Así , debió señalar en cambio, que lo que ocurría ,a decir verdad, era bien distinto: Modestas sumas anuales eran recibidas por los diplomáticos para la propaganda y varios son los ejemplos hallados en la correspondencia entreAlvear y Arana que supieron dar cuenta de ello a través de las quejas del primero junto al reclamo de más cantidades para solventar lo que se consideraría una auténtica defensa de la Confederación e influir a la opinión pública norteamericana en el sentido de oponerse al bloqueo.


II.


             En el Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores se encuentran las cartas que el embajador argentino enviaba a Buenos Aires y de la lectura de algunas de dichas misivas surge que el 17 de febrero de 1850, Alvear le escribió aArana a fin de transmitirle su preocupación por haber leído en uno de los pocos periódicos españoles que se imprimían por ese entonces en Nueva York, una crítica al gobierno de Rosas. El periódico se titulabaEl Revisor de Nueva York y estaba bajo la dirección de Antonio José de Irisarri , político y diplomático guatemalteco tan reconocido por haber dado todos sus ahorros para la causa de la independencia de varias repúblicas de América entre ellas la de Chile, país  en donde llegó a ser  Presidente por breve tiempo (en marzo de 1814, hecho prisionero por los españoles que reconquistaron territorio chileno, pasó a la Argentina en julio 1814 y en esas circunstancias, conoció a Rosas), como por las trazos que dejaron su pluma de periodista y escritor sagaz, a la vez que polémico y contradictorio.  

    
                         Dicho objetivo se hubo logrado depues de las directivas dadas por Larrañaga al editor del Revisor. Efectivamente, en un número posterior, mediante un nuevo artículo Irisarri buscó expresarse adecuadamente a los intereses argentinos al referirse  y al decir de Alvear “haciendo justicia al esclarecido mérito contraído por el Excmo. Señor Gobernador  y Capitán General” . Mientras todo aquello acontecía , el colonialista  y hasta 1848, ministro francés , Louis Adolphe Thiers, venía no cesaba de bregar ante la Asamblea Nacional  por la continuación del bloqueo y no puede atribuirse a la casualidad la conceptuosa consideración con que por 1850 hablaba de un exiliado argentino , a quien había conocido en 1842 en ocasión de una misión que le fuera encomendada a éste por el caudillo ,Fructuoso Rivera, por ese entonces ,Presidente de la Banda Oriental. Tratábase de  Florencio Varela, quien en palabras  de Thiers  fue “uno de los hombres más eminentes que es posible encontrar en cualquier parte del mundo” El recorrido de la llamada “misión Varela” efectivamente lo había hecho recalar en Londres primero y en París, después y también a no encontrar reparos en sus negociaciones si de atentar contra intereses argentinos se trataba ,si ello significaba  ir contra Oribe y sacar a Rosas del poder.






                         De los términos utilizados por Irisarri y que provocaron la queja formulada por Alvearcomo del modo en que el periódico dirigido por el primero modificó sus dichos , nos enteramos por dos fuentes, a saber: por un par de ejemplares del periódico “La Patria.Organo de las Poblaciones Hispanoamericanas en Nueva Orleans” (EE.UU) y por la correspondencia del mismísimo Alvear. 






                          A principios de ese año, La Patria de Nueva Orleans, bajo la dirección de sus editores , Victoriano Alemán y Eusebio Gomez había dado la bienvenida al Revisor de Nueva York augurándole éxitos a la novedosa publicación y reproduciendo  a su vez algunos párrafos de la primer editorial del inaugurado periódico para que también los lectores de la Patria conociesen el pensamiento de Irisarri. La editorial con que salía a la luz en aquella ciudad, se centraba sobre el estado en que , al parecer,  se hallaban  las repúblicas sudamericanas : “El Revisor, pues cambiando de lugar  -antes se había editado con igual nombre en Curazao- no ha cambiado de principios ni de objeto. Continuará tratando de ilustrar a los pueblos hispano-americanos haciéndoles conocer cual es la esencia del gobierno republicano, que se diferencia muy poco del gobierno representativo en las monarquías constitucionales; manifestándoles que lo que hay establecido desde Méjico hasta Buenos Ayres, no merece verdaderamente el nombre de república, porque no es más que un desconcierto , un cáos, una cosa indefinible; demostrándoles con los hechos, que semejante modo de existencia no puede traer a aquellos países ninguna de las ventajas que trajo a los Estados Unidos la formación de esta república sobre las bases de libertad que tenían los mismos Estados desde su principio, y convenciéndoles, en fin, de que si se proponen vivir en repúblicas  como la norte-americana,  deben hacerlo adoptando los principios de orden y equidad en que esta fundada esta; esto es, si hallan que estos principios se acomodan al carácter , genio y a las costumbres nacionales;  que de lo contrario valdrá más que establezcan gobiernos sobre principios menos expuestos a producir los atentados, la confusión, la debilidad y la impotencia”. Así , luego de desaconsejar a los países de América del Sud, la adopción de la forma republicana al menos por el momento, pasaba a reivindicar la lengua y literatura española aludiendo críticamente a Domingo F. Sarmiento: “ Conviene al interés de la América española que se conozca la literatura de la nación que dio su lengua y sus costumbres a tantos millones de hombres, para que se destruya la falsa idea que han querido generalizar entre nosotros algunos escritores ignorantes, de que en España no hay libros que leer. Y ahora recuerdo, que no ha muchos años que un escritor argentino en Chile, queriendo convencer al público de la conveniencia de adoptar un nuevo sistema de ortografía, que en nada se diferenciaba del que usan los carreteros de Andalucía, sostenía que no se había escrito en español una obra que mereciese la pena de leerse, pero lo que consiguió este ortógrafo moderno fue demostrar que ignoraba completamente el español y todo lo que tenía relación con la España”.

                       Con posterioridad a la firma de la Convención Arana-Lepredour  cuya firma tuvo lugar el  31 de agosto de 1850 ,  un artículo de La Patria, del 15 de Octubre de aquel año comenzaba señalando lo poco que prosperarían las posiciones de los franceses de Montevideo que se oponían de lleno a la ratificación de este tratado por la Asamblea Francesa y alentaban, por el contrario , la continuación de la guerra.En ese mismo artículo también se remitía más adelante  a lo redactado por el mes de febrero de aquel año en torno a esta cuestión por el periódico de Irisarri y muy probablemente a lo que apareció impreso en el n° 18 de ese medio. Halagábase  el probado  acierto de los pronósticos emitidos por el  editor del Revisor de N.Y. en aquella oportunidad, a la vez que se aludía a la oposición por parte de los emigrados a las bases y las tratativas previas que finalizaron con la firma de la Convención del 31 de Octubre de 1850.


              El artículo titulado "Río de la Plata” aparecido en La 
Patria se hallaba redactado en los siguientes términos: “Se escribe de Montevideo con fecha 16 de Julio diciendo, que el general Rosas no solo rehusaba aceptar las modificaciones propuestas por el gobierno francés al tratado ajustado con el almirante Leprédour, sino que se oponía al desembarco de las tropas francesas en Montevideo. Oribe se oponía del mismo (modo) al desembarco de estas fuerzas en aquella plaza, en la cual había causado una impresión desagradable el aviso que había dado al gobierno montevideano el Cónsul de Francia, Mr Devoise, de que desde el mes de agosto el subsidio concedido por Francia tendría doce mil francos de disminución. Hacía ya noventa y seis días que habían llegado las tropas francesas al frente de Montevideo, sin que hubiese  esperanzas de que desembarcasen porque no se quería hacer esto sin el beneplácito del general Rosas.  ¿No hubiera sido mejor no enviar aquella fuerza tan lejos de Francia, y con tanto costo, sin haber preguntado de antemano al general Rosas, si era de su agrado o no, que desembarcasen? ¿No hubiera sido mejor ratificar el tratado que restablecía la paz y las relaciones mercantiles entre Francia y el Río de la Plata? Hoy se verá que el Revisor de Nueva York tuvo mucha razón para decir en el mes de Febrero, cuando se anunció que la Francia enviaría más fuerzas al Río de la Plata para conseguir un tratado mejor que el hecho con el almirante Leprédour, que nada más se conseguiría que perder tiempo y hacer gastos inútiles; que el general Rosas no es de los hombres que hacen caso de amenazas ni de envíos de fuerzas contra él; que cuando él se propone una cosa la lleva a cabo suceda lo que sucediese, y hasta ahora no ha habido un poder europeo ni americano que haya sacado la menor ventaja de él ¿Serán los franceses, al fin, los que lo hagan ceder?  No es probable. Y si al fin son ellos los que ceden en la presente cuestión, no será el general Rosas a quien se pueda aplicar aquel proverbio español: hace el necio al fin, lo que el discreto al principio. Los discretos en este caso habrán sido los ingleses, porque conocieron temprano, que lo que es posible en la China no lo es en Buenos Aires, aunque el imperio celestial tenga mucha más gente que la República Argentina; y con esto habrá probado el general Rosas al conde de Dundonald que los Estados más chicos merecen mayor consideración que los más grandes, cuando aquellos son gobernados por hombres de un temple como el del general Rosas.”








                         Pero mientras La Patria estimaba criteriosos los escritos de Irisarri, Alvear le desconfiaba y cómo! De ello habla lo expuesto en la correspondencia que vengo comentando , dirigida a Arana con fecha 17 de febrero de 1850. El ministro argentino mostraba a Arana sus reticencias respecto a los términos en que venían manifestándose los cambios de la línea editorial respecto a Rosas. El periódico había cambiado,sí pero Alvear creía ver en “una cláusula de elogio” que  se notaba “o una mala intención, o un extravío notable de buen sentido”.  Pensó que estos elogios de ahora venían teñidos de una ironía indisimulable, acaso el único camino que tomó  el antes crítico editor , para vengar el hecho de haberse visto forzado a celebrar un gobierno que no lo conformaba.
               En la  óptica del embajador argentino, Irisarri era un ser acomodaticio y así aparece en descripto en las cartas enviadas a Buenos Aires , no obstante es posible que no habiéndolo conocido hasta ese entonces en forma directa , se limitara a retratarlo solamente desde el tamiz empresarial con que el inversionista español con el cual se entrevistó, en aquella oportunidad, lo mostrase. Para este último si el director del Revisor había criticado al Gobierno de Buenos Aires, había sido por considerar que “el periódico tendría más salida siendo un papel de oposición porque si se redactaba en el sentido de defender a los gobiernos y no contaba con estos, nadie lo compraría.” Un idea mercantilista que indicaría que de haber seguido este criterio lucrativo , muy difícilmente Irisarri hubiera siquiera rozado  la situación de “indigencia” que llevaría ,según el mismo Larrañaga, a ofrecerle la dirección de un periódico que él  “generosamente” se encargaría de financiarle.
                       Es quizás más acertado encontrar la verdadera causa del desacuerdo  ,aproximándose  al verdadero pensamiento de Irisarri expresado en los textos en los que buscó poner en tela de juicio las presuntas bondades de la Doctrina Monroe  tan defendida, por otra parte, por el ministro argentino. A ella había  apelado Alvear  en el contexto del bloqueo sin haber logrado jamás una declaración de parte de los EEUU que condenara las acciones de la flota francesa en el Río de la Plata.
                         El mismo Irisarri que había editorializado el primer número de su periódico con aquello que el sistema republicano de los EEUU se asentaba en los principios de orden y equidad , no hallaría contradictorio  algunos años después (1865) en su crítica a la doctrina Monroe , el proclamar :“Yo he sido el primero que se ha declarado públicamente y dirigiéndose a este mismo gobierno contra la doctrina Monroe  - diría Irisarri algunos años después, al promediar el año 1865 –  que es y ha sido la base del filibusterismo norteamericano y que vemos hoy que la tal doctrina va cayendo en desgracia aún entre los mismos que antes la encontraban excelente! Con la tal doctrina se apropiaron los Estados Unidos una gran parte y muy rica de México por vía de conquistar, otra parte por vía de compra y venta, y se llevarían el resto por vía de auxilio prestado…Y es para esto lo que quieren los monroistas tener ellos solos el privilegio de intervenir en los negocios políticos del Nuevo Mundo? Dios les pague la caridad esa!”
                   Si por un lado la desazón de Alvear expresada en su crítica al expansionismo norteamericano , como puede verse en muchas de las cartas enviadas al ministro Arana , lo hacían avizorar un ansia de dominio que no se detendría ni hasta el mismísimo Cabo de Hornos, por otro lado las ardientes simpatías que creía ver por la causa del Plata lo llevaron durante mucho tiempo a esperar un pronunciamiento a favor de la Confederación sin llegar a asociar  cuán funcional era en realidad la utilización desvirtuada de lo postulado en la  doctrina Monroe con prácticas anexionistas  tantas veces impugnadas. Es más, aún ante la evidencia del incumplimiento de las promesas que la tal doctrina debería haberle deparado para coronar su gestión diplomática , prefería entender que el territorio argentino estaba fuera de cualquier lance expansionista.  Así, por 1849 vacilaba respecto a los alcances de un expansionismo que se desenvolvía  en pleno auge de la doctrina del Destino Manifiesto, escribiéndole al Canciller de la Confederación sobre la ya demostrada ambición norteamericana . Le decía entonces que las Repúblicas Sud-Americanas debían ponerse en guarda , aunque podría exceptuarse “tal vez de esta regla general la Confederación Argentina cuya posición geográfica unida a la gran distancia que la separa, parece ponerla a cubierto de todo riesgo que pueda venirle de esta parte” 
                  Como si lo invitara a desengañarse y en un intento de dejar claro que lo de bajar la guardia sería un grave error, Irisarri  lanzaría pocos años después (1856) la siguiente advertencia “ Seremos siempre oprimidos tanto por Gran Bretaña como por Estados Unidos…Puede ser que en las Repúblicas hispanoamericanas  que se hallan más distantes de Estados Unidos se crean muchos que estan libres de todo riesgo y que por eso no tienen necesidad de aliarse contra un enemigo común…Los ingleses y los norteamericanos son los fenicios de los tiempos modernos”

III.
                





         Habrá que ir a la correspondencia fechada el 3 de Marzo de 1850 para ver que surge notablemente la resistencia que el propio Alvear ponía para evitar cualquier contacto directo con Antonio Jose de Irisarri, a la sazón el director del Revisor de Nueva York.  Si antes prefirió  contactarse con el hombre de negocios que financiaba al Revisor de N.Y. , ahora optaba por enviar a un colaborador suyo con el encargo de entregar al editor de aquel periódico ciertos puntos sobre los que escribir además ofrecerle refutar el discurso belicista de Thiers. Tratóse en el caso de un comunicado esbozado por Alvear y redactado por un tal Thompson,  su ocasional auxiliar con las traducciones y agente de prensa , venía a refutar las críticas a Rosas antes vertidas por el ahora editor del periódico aliado. Irisarri no obstante hacerle saber su extrañamiento por no presentársele directamente Alvear, prometió y así lo hizo, que al contestar a su vez el comunicado del ministro argentino , haría ver que había estado equivocado en sus apreciaciones por haber escuchado y dejarse influir solo por los dichos de los emigrados.






                  Acaso hay que recurrir a las biografías que sobre Irisarri se hicieron para conocer más sobre la personalidad de alguien que mereció por ejemplo , ser conocido a través de su obra poética  como “el caústico satírico”. Puede haber sido este uno de los rasgos que hizo temer a Alvear el enfrentársele y tener que soportar las contestaciones de uno que parecía aventajarlo intelectualmente. Poco y nada dice en verdad saber de Irisarri  ni de su trayectoria periodística y mucho menos de su obra literaria. Sorprende que antes de intentar publicar en el Revisor, el ministro argentino desconociera las posiciones que venía tomando  su Director sobre el gobierno del general Rosas pero aún otorgándole esta posibilidad , la somera lectura de del libro en que Irisarri hacía mención de su contacto con Rosas y lo que hizo que tiempo después lo llevara a tratarlo en durísimos términos , le habría brindado un panorama bastante completo de su pensamiento. Ese libro que había sido publicado en 1849,  un año antes a los acontecimientos sobre los que vengo haciendo alusión,  se titulaba “Historia Crítica del Asesinato del Gran Mariscal de Ayacucho”  Es allí donde su autor dice haberse encontrado con el Gral Rosaspor 1814 y de este modo expone sus impresiones sobre el mismo: “ La libertad, el orden, las leyes fueron en Buenos Aires los pretextos de que se valió Lavalle para conjurarse contra Dorrego y para asesinarle; y la libertad, el orden y las leyes armaron a Rosas para vengar a Dorrego y para asesinar sin misericordia a cuantos encuentra que conviene asesinar para que triunfen el orden, la libertad y  las leyes, de que él se ha llamado restaurador…este Rosas , este hombre sanguinario de nuestros días, era, cuando yo le conocí en 1814, un hacendado de Buenos Aires, amable, pacífico y digno de aprecio. El deseo de vengar la muerte atroz dada a su amigo Dorrego le convirtió en un tigre; pero, ¡qué tigre! ; mejor diré en un demonio.” (pag 32 de Hist. Crit. del asesinato…)


Al menos como precaución Alvear consideró mejor ignorarlo todo sobre el contenido de esta obra y teniendo en cuenta que sus comunicados pronto saldrían en el periódico dirigido por el autor de aquella obra. El haber asumido como conocidas estas críticas a la figura de Rosas desde cualquier punto de vista, hubiese sido una inconsecuencia  mucho más insosteniblemente manifiesta aún que la que el mismo señalara en su correspondencia en cuanto a que no terminaba de ver con buenos ojos que un diario que venía criticando al Gobierno del General Rosas  pudiera de pronto cambiar abruptamente de posición, como era el caso.




         




  El artículo de Alvear se titulaba 

"La Cuestión del Plata”y como consta en la correspondencia mantenida con Arana y fechada el 22 de Noviembre de 1850, fue  publicado en dos medios. El 31 de Octubre de 1850 apareció impreso en La Patria de Nueva Orleans y también posteriormente, el 30 de noviembre de ese mismo año , en La Abeja de Nueva Orleans (L ‘Abeille  o New Orleans Bee),  una publicación bilingüe de aquella ciudad.

                  De dicho comunicado dirigido al editor del Courrier, con el cual se pretendió refutar lo sostenido en mencionado diario francés, fechado el 21 de Octubre de 1850, publicado en francés tal como lo extracté de L’ Abeille,  redactado por el mismísimo Alvear  aunque no firmado por él,  resumiré traducido el inicio y algunos de los párrafos más relevantes que hacen una clara alusión al accionar siempre contrario a los intereses nacionales por parte de ciertos exiliados argentinos:

“Al Redactor de Le Courrier des Etats Unis
Nueva York, 21 de Octubre de 1850
Señor:
                     Después de haber visto algunos números de vuestro estimable diario, donde lucen extractos de cartas de Montevideo ,en los que  las cuestiones del Plata son tratadas por personas enteramente decididas por la continuación de la guerra; y como estoy persuadido que Udno tiene otros intereses en esta cuestión más que los que conciernen a Francia y a la justicia , me tomo la libertad de enviaros mis observaciones sobre lo publicado en las columnas del “Courrier des Etats Unis”
                        Ud. verá por estas mismas observaciones que la cuestión política no es en rigor  la que consideran los franceses que agitan la guerra entre Montevideo y Buenos Aires, sino más bien la de aquellos que desean la paz entre Francia y las Repúblicas del Plata (La cuestión política se había iniciado con el apoyo brindado por Francia y por los disidentes argentinos emigrados a la Banda Oriental al caudillo Fructuoso Rivera para derrocar a Oribe)
                      
                         El comunicado hace referencia a los franceses que en Asamblea se han pronunciado contra la convención Lepredour. Habla de los franceses “beligerantes de Montevideo “ y de aquellos que en Buenos Aires desean la paz. Los beligerantes apelaban a salvar el honor de Francia y Alvear, el redactor de esta misiva se pregunta si acaso el honor de Inglaterra se puede considerar perdido por haber hecho la paz con Buenos Aires (1849) hace bastante más tiempo que Francia “Quien ha pretendido jamás que el honor de una nación consista en no hacer la paz después de haber estado en guerra por meses o años”
                      La Francia puede hacer la guerra como aliada y auxiliar del Gobierno de Montevideo  –consintió el Ministro argentino-  pero desde el momento que ese gobierno no puede hacerla por sí mismo entonces es solamente el auxiliar, el verdadero beligerante.
                        Planteó entonces que “ en las guerras civiles, como todas las de las naciones sudamericanas del Sud, donde dos partidos se disputan siempre el triunfo, si hubiese un auxiliar  extranjero que continuara la defensa  del partidario vencido ¿cómo hará la mayoría nacional para triunfar jamás?” concluyendo luego que si los franceses de Montevideo sostenían que al  bajar las armas, se le otorgaría el triunfo a  Oribe porque el partido que le es contrario era soportado por una fuerza extranjera se podía deducir  que entonces se ve que el partido nacional de Montevideo estaba considerablemente a favor de Oribe. “¿Y con qué derecho la Francia –cuestionará el representante argentino- haría triunfar en América al partido que tiene menos miembros?”
                        Alvear dice hallar en la conducta observada por estos políticos franceses la prueba irrefutable que la cuestión entre los gobiernos de Buenos Aires y Francia no es otra que los que la de “otros franceses” relacionados individualmente con el partido de la Banda Oriental y finalizará entendiendo que “Es en vano que escriban contra los agentes de su nación por suponerlos seducidos por el General Rosas ¿ Cómo podría este general seducir a hombres de tanta categoría? Hombres que debemos suponer mejor informados que cualquier persona sobre el estado de la cuestión, aquellos que por su profesión están desprovistos de pusilaminidad y que por su origen debieran preocuparse del interés de Francia más que del Río de la Plata!  “…Los agentes de un gobierno carecen del interés de un partido –afirmará- y considerando la cuestión argentina más allá de los franceses mismos“hallamos que aquellos que desean la continuación de la guerra es por intereses que no son los de Francia y que por consecuencia no pueden torcer el juicio del hombre político …Creo que con lo expuesto convenceré a todo el mundo que los franceses de Montevideo no pueden sancionar la conducta observada por los agentes de su Gobierno en el Río de la Plata ni tampoco decir que el honor de Francia exige la continuación de la guerra. S.D.I”
                         En los hechos la Asamblea Francesa nunca llegó a ratificar el tratado Arana-Lepredour el que sí tuvo por probados efectos , a saber: la devolución de la naves argentinas, la isla Martín García, la evacuación de las tropas francesas apostadas en Montevideo y el reconocimiento de la soberanía argentina sobre el Paraná.

IV.
                                   “la ambición de conquista, sin reparar en la justicia de sus medios, es desgraciadamente un hecho que domina a la mayoría del Pueblo Norte Americano, y que así mismo amenaza la suerte futura de los pueblos del Nuevo Mundo, ofreciéndoles un sangriento porvenir de guerras, usurpaciones e injusticia” 
                                         Carlos María de Alvear
(correspondencia a Arana del 22 de junio de 1944, AMREC)

                                   “Los Estados Des-Unidos dela América del Sur, empiezan a divisar el humo del campamento de los Estados Unidos. Ya empezamos a sentir los pasos del coloso que sin temer a nadie, cada año con su diplomacia, con esa siembra de aventureros que dispersa; con su influencia y su poder crecientes que magnetiza a sus vecinos; con las complicaciones que hace nacer en nuestros pueblos…”  
                                                     
(John Dudley Browning, Vida e ideología de Antonio Jose de Irisarri,1986)
                                     “ Yo no quiero hacer cómplice a la Providencia de todas las usurpaciones norteamericanas, ni de su mal ejemplo que en un período más o menos remoto, puede atraerle, unirle políticamente o anexarle, como ellos llaman, el Canadá, Méjico , etc. Entonces la unión de los hombres libres principiará en el Polo del Norte, para venir a terminar por falta de tierra en el Itsmo de Panamá”
                                       Domingo F. Sarmiento
(Viajes en Europa, Africa y América- 1847)
                                           Un par de meses después que saliera publicado el  comunicado por el cual refutaba los dichos del antes citado periódico francés, en los mencionados  periódicos de Nueva Orleans, La Patria codirigida por Victoriano Alemán y Eusebio Gómez se unió al Revisor de Nueva York de Antonio José de Irisarri, conformando un nuevo periódico que marcaba renovados objetivos con su editorial del 31 de diciembre de 1850. Cambiaban el nombre de “Patria” por el de “Unión”  porque consideraba sus directores que los “españoles europeos, asiáticos y cubanos y los españoles mejicanos, venezolanos, peruanos, chilenos, neogranadinos, bolivianos, ecuatorianos y guatemaltecos no solo eran menos españoles porque los unos vivan bajo una forma de gobierno distinto que los otros sino que su idioma, su religión , sus creencias y costumbres deben considerarse generales a todos ellos y por eso conservarse por medio de la unión”.  Pero el medio que bajo el título de “ La Unión. Organo de los pueblos hispano-americanos. Periódico político, literario, científico y comercial” recién se inauguraba , solo continuaría publicándose hasta que el 21 de agosto de 1851, fecha en la cual fue destruido en Nueva Orleáns el edificio donde funcionaba la imprenta en la cual se editaba , corriendo igual suerte que el consulado de España y otros locales de la ciudad cuyos dueños eran tan españoles como los directores del mencionado periódico. El ataque se llevó a cabo por una muchedumbre que apoyaba la acción de un grupo de filibusteros que al mando del Gral. Narciso López habían sido fusilados al intentar invadir por segunda vez la Isla de Cuba. La Patria y titulada luego como  La Unión , no solo era el único periódico español que apareció cerca de seis años en Nueva Orleáns, oponiéndose sistemáticamente a todo derrotero expansionista sino también el que había publicado una edición extra con la cual se celebraba el fracaso de la expedición que trajo aparejado el fusilamiento  de estos filibusteros que so pretexto de darle la libertad a la Isla lo que en verdad pretendían era su anexión. Varios años después, en 1870, El Demócrata de Nueva York, reproduciendo un artículo publicado en un periódico independentista cubano marcó las diferencias entre aquel intento fallido de invasión y la legítima lucha por la independencia de Cuba , señalando que entre las invasiones promovidas por Narciso López y el levantamiento acaecido en la isla de Cuba en 1868, había un abismo, el mismo que puede mediar entre la conveniencia y la dignidad porque mientras aquel programa tuvo por único dogma político la afirmación de la esclavitud y la anexión; el levantamiento de 1868 llevó la abolición de la primera y el derecho exclusivo  del pueblo de decidir su destino como primer dogma político.
                    Es interesante abrevar en la correspondencia habida entre Alvear y Arana, no solo para conocer las secuelas del lamentable episodio que terminó con la citada publicación sino también para dimensionar la gravedad de los hechos ocurridos y en cuanto contribuyó cada proyecto de invasión a alimentar , en pleno siglo XIX, la sed expansionista enmarcada en el contexto de la primacía de la doctrina del Destino Manifiesto como guía indiscutible de cada intento filibustero.
                     Como todas sus cartas , ésta de Alvear también comienza así:
“ ¡Viva la Confederación Argentina!
 ¡ Mueran los salvajes unitarios!
 New York, 23 de agosto de 1851 – Año 42 de la Libertad – 36 de la Independencia y 22 de la Confederación Argentina.
Al Sr. Ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno de Buenos Aires,
Encargado de las que corresponden a la Confederación Argentina.

                                  Tengo el honor de informar a V.S. para que se sirva elevarlo al conocimiento del Excmo. Señor Gobernador y Capitán General, que con motivo de las  últimas noticias del triste resultado de la expedición a Cuba y del trágico fin de los cuarenta norteamericanos que han sido fusilados en La Habana , el día 16 del corriente a las …de la mañana, se reunió una gran concurrencia de pueblo en una de las plazas públicas de esta Ciudad en forma de asamblea excitando la venganza y acusando al Gobierno español de tirano y cruel.
                                   En uno de los discursos pronunciados en esta ocasión se encuentra el párrafo siguiente: “ Vosotros habeís oído las noticias publicadas por los diarios de  esta nación, pero después nuestra comisión ha recibido informaciónes de La Habana por cartas particulares de que el General Lopez ha hecho en Cuba conquistas tan grandes que no hay poder en la tierra que pueda paralizar los progresos de la revolución en Cuba. Y tenemos además otras noticias a saber: que el movimiento que con tan buenos auspicios ha comenzado en Cuba, se ha extendido también en México y os pronostico mis compatriotas, ofreciendo como garantía de este pronóstico mi reputación privada, civil y política , de que antes de un año todo el Continente Americano desde la Bahía del Hudson hasta las Patagonias, con todas las islas adyacentes, pertenecerá a los Estados Unidos.” (tremendos aplausos) El que así se expresa, y es escuchado con aplausos por una reunión de diez mil almas, en la ciudad más comercial y civilizada de este país; es un tal Thomas N. Carr, últimamente Cónsul de los Estados Unidos en Tanger. Y me es sensible tener que asegurar a V.S. que por más extravagante y ridícula que parezcan estas opiniones, ellas se originan, y son populares en todos los corazones norteamericanos
                  Remito a V.S. el periódico en que se registra el meeting a que hago alusión y los discursos de los oradoreS en “ New York,  Morning Express” del sábado 23 de agosto de 1851.
                   Dios guarde a V.S. muchos años
                   Carlos de Alvear”
   

Se ha dicho que con la destrucción de La Patria/La Unión, el  periódico de Alemán , Gomez e Irisarri, se apagaba quizás la única voz disidente de la que se hallarían registros antes del período correspondiente a  la Guerra de Secesión. Victoriano Alemán , uno de sus directores debió buscar refugio en Cuba, después de salir literalmente volando desde un tercer piso del edificio de su imprenta y tuvo la suerte de contar con la ayuda de un gran amigo mexicano que prolongó más alla del tiempo de vida útil de aquella publicación el pago de suscripciones no obstante  no poder recibirlo ya más como venía haciéndose en las dependencias de la cancillería de aquel país.  Las posiciones de ese amigo sin duda deben haber calado hondo en torno al apoyo dado a Rosas por La Patria de Nueva Orleans ya que se trataba de Juan de la Granja  que años antes fuera director del Correo de ambos  mundos también conocido como el  Noticioso de ambos mundos. En ocasión de la firma de laConvención Arana – Mackau, el 29 de Octubre de 1840 dicho periódico había publicado el siguiente y elocuente artículo que , a modo de cierre, lo sintetiza todo:
             “Hemos visto al gobierno de Montevideo dar favor y ayuda la los injustos agresores (franceses), lo mismo que a los descontentos de Buenos Aires refugiados allí… En medio de esto un héroe vemos brillar : este héroe es el presidente de Buenos Aires, el general Rosas. Llámenle enhorabuena tirano sus enemigos; llámenle déspota, nada nos importa todo esto; el es un patriota, tiene firmeza , tiene valor, tiene energía, tiene carácter y no sufre la humillación de su patria.”



Fuentes y bibliografía:

AMREC correspondencia Alvear – Arana “Misión del General Alvear en los Estados Unidos de Norte America” Caja nro 19

La Patria de Nueva Orleans. Archivo familiar

New Orleans Bee o L´Abeille Ejemplares digitalizados en el sitio web de: New Orleans Bee Home - Jefferson Parish Library.


Davis, Thomas B., “Carlos María de Alvear : Hombre de la revolución”, 1964 Emecé.

Antonio José de Irisarri ,“Historia crítica del asesinato cometido en la persona del Gran Mariscal de
Ayacucho”, referida a la pesquisa que él efectuó acerca del magnicidio contra Antonio José
de Sucre, ocurrido el 4 de junio de 1830.

Enrique del Cid Martinez, “Epistolario inédito de Antonio Jose de Irisarri 1857-1868”, Guatemala, 1966

Gregorio Selser,  “Cronología Imperial. Ahí vienen los Marines”.

El Demócrata de Nueva York ejemplar del 29/9/1870, citado en “ Iniciadores y  primeros mártires de la revolución cubana”.

Reilly,Tom, “A Spanish Language Voice of Dissent”.
Sarmiento , D. F.   Viajes en Europa, Africa y América, 1847.

Dudley John Vida e ideología de A.J.de Irisarri.

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