jueves, 3 de diciembre de 2015

CARTA A UN TENIENTE CORONEL

Teniente coronel Domingo F. Sarmiento.



                                        Buenos Aires, agosto 22 de 1964.

Al señor Jefe del distrito Militar 49,
    San Juan, Teniente Coronel
    Luis Felipe de Arracaesta
    De mi mayor consideración:
Hemos recibido su apreciable del 15 del cte. tendiente a celebrar por esa benemérita institución la “semana sarmientina” en todo el país y en esa provincia principalmente, con el aporte de libros, cuadernos, lápices, para las escuelitas de humilde condición económica, como homenaje al Gran Maestro de América.
Mandaremos en cumplimiento de los nobles propósitos y de tratarse de una institución como la vuestra, que suponemos integrada por argentinos, libros sobre Sarmiento para la sola lectura del señor teniente coronel. Para que vea que el “gran maestro” sólo hizo entre nosotros una obra de desargentinización, crueldad, y jamás fue maestro sino periodista a sueldo de los enemigos de la patria. Y que solamente acabando con esa clase de mitos podremos levantar la grande Argentina a que todos aspiramos, y a que debiera aspirar el señor teniente coronel principalmente.
San Juan tiene auténticos próceres que festejar –entre ellos el noble general Nazario Benavidez, para no ir a buscar a un hombre de mente internacionalizada, que amó a todas las patrias menos a la suya y debió escapar de San Juan en 1863 con palabras que indignan a todo verdadero sanjuanino.
Entre los libros que enviaremos a esa para ilustración del señor teniente coronel, nos place adjuntar “Vida de Sarmiento” del ilustre escritor Manuel Gálvez, y “Defensa de Sarmiento”, del R. P. Guillermo Furlong S. J., miembro que honra –tal vez el solo en hacerlo a la Academia Argentina de la Historia Argentina. Más tarde mandaremos un cajón de otros que no tenemos a mano; porque hoy en día –22 de agosto de 1964 los argentinos bien nacidos ya sabemos quién fue el corsario que una enseñanza falsificada deliberadamente por los opresores de nuestra patria nos quisieron imponer un mito. Y ya nadie –por lo menos aquí publica libros a favor u homenaje a él. Solamente algún pobre militar despistado, más por ignorancia que por tontería, hace el agravio a las armas de la patria al festejar a quien tramitó su nacionalidad chilena y dijo al final de su “Conflicto y armonía de las razas de América”; “No detengamos a los Estados Unidos en su marcha, seremos de los Estados Unidos como el mar es del océano”. Y para norteamericanizarnos fue que trajo a las normalistas, solo obra educativa que hizo en nuestro país.
El señor teniendo coronel, …comparte estos juicios, debería mandar el pedido a los Rotarys clubes o a los viceconsulados estadounidenses, que lo comprenderán mejor que nosotros, los militares patriotas argentinos.
Pero esperamos que, gracias a nuestro envío, pueda instruirse y saber quién era el que no quería “ahorrar sangre de gauchos, que es un abono útil que debemos al país”. Y que no es, precisamente, entre los humildes, donde corresponde hacerle su homenaje.
Saludo a usted atte.

                                                                  Alejandro Hidalgo.


Fuente:

Revisión n° 9, Buenos Aires, Septiembre 1964.

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