domingo, 3 de mayo de 2015

EL GRITO ARGENTINO Y EL VALOR DE LA IMAGEN

El ilustre en la cucaña. 1° Ya no puedo, me resbalo. - 2° ¡Por Dios! se nos viene al suelo. - 3° En lo que han venido a parar estas misas! - 4° Oingalé al ilustre! - 5° ¡Si no has de trepar, bárbaro! (El Grito Argentino, N° 30 del 13 de junio de 1839).


Ojo a la ganga... Rosas y sus parientes se empeñan en armar la trampa y están esperando tras de un árbol a los infelices que se atreviesen a pisar nuestra tierra. Ellos han creído que con decir ojo a la ganga ya van a caer los chorlos. Es tiempo perdido, el estar escondidos con la trampa tendida y aunque Felipe no metiera bulla con el esquilón, no ha de entrar el ratón (El Grito Argentino, N° 23 del 16 de mayo de 1839).

En lo que paran las contribuciones del Pueblo. Sí, en lo que paran las tales contribuciones, es decir, el sudor de todos: engordar a Rosas y Anchorena... El fin es llenar esa caja con el agujero al lado por donde el ilustre y sus primos están saca que saca... (El Grito Argentino, N° 15 del 18 de abril de 1839).




Por Nanzi Sobrero de Vallejo


Las sucesivas publicaciones que hicieron su aparición en nuestro país en la primera mitad del siglo XIX, sea en forma de libro, folleto, lámina, opúsculo, revista y más tarde periódicos dieron testimonio de los acontecimientos políticos, militares, científicos, religiosos, sociales que sucedieron paralelamente a la organización del Estado nacional.
En la labor desarrollada por la Compañía de Jesús debemos considerar como el aporte del siglo la introducción de la imprenta en las Misiones del Paraguay, lo que les permitió llevar a cabo una extraordinaria obra de difusión de su tarea evangelizadora. Ésta prosiguió por la persistencia de los sacerdotes de las estancias de Córdoba que consideraban esencial la posesión de la imprenta para la propagación de la fe. Además, el importante rol ejercido en el área educativa exigía otra clase de textos amén de los religiosos, texos de estudio que también surgieron de sus planchas.
Expulsados los jesuitas, el virrey Vértiz recupera la imprenta cordobesa que había sido adquirida en Italia para Buenos Aires, dando lugar posteriormente a la Imprenta de los Niños Expósitos responsable también de una cuantiosa obra editorial.
Toda la gráfica fue enriquecida paulatinamente con la inclusión primero, de diversos tipos de letras, sencillas guardas ornamentales, letras capitulares y pequeñas viñetas que tanto en el prólogo como en el colofón ofrecían un toque atractivo y de buen gusto.

Los primeros periódicos ilustrados

El periódico comercial La Gaceta Mercantil introdujo a partir de 1823 el recurso de ilustrar los avisos comerciales empleando para tal fin sencillos dibujos de pequeño formato volcados en tacos xilográficos para distinguir la propaganda inmobiliaria, las más variadas ofertas de transporte terrestre y fluvial y toda otra clase de servicios. Quedó reflejado también el crecimiento del movimiento cultural del Buenos Aires antiguo a través de la difusión de puestas de obras de teatro, ofrecimiento de profesores de piano, de idioma y otros conocimientos. Es así que a medida que crecía y se enriquecía la oferta, producto del desarrollo del comercio especialmente con Europa, de la presencia de maestros de variados oficios y conocimientos, la difusión cultural mejoraba también la complejidad y calidad de las viñetas ilustrativas.
La lucha y avatares políticos se reflejaron también en la prensa escrita. Los periódicos, revistas, folletos, opúsculos de la época como El Censor, La Abeja Argentina, La Moda, El Desengañador gauchi-político, El Despertador, El Centinela, La Lira Argentina por nombrar sólo algunos de las primeras décadas del siglo XIX, dieron cuenta de ello. La ilustración de sus páginas al principio fue escasa, se incluyeron guardas geométricas para enmarcar alguna opinión pública destacada, ciertas viñetas compuestas generalmente con elementos clásicos que incluían banderas, armas, flores, instrumentos musicales y otros elementos.
La figura de un importante colmenar rodeado de abejas ofició de portada a la publicación de La Abeja Argentina (1820) un aviso de venta de armas publicado por El Argos en 1822, una cabeza de burro atribuida a Fray Francisco de Paula Castañeda (1824) y considerada precursora de la caricatura constituyen algunas de las excepciones.

La aparición de El Grito Argentino

Es por ello que consideramos significativa la edición en tierras uruguayas de un periódico que hacemos nuestro dadas las circunstancias políticas en que nació, los gestores y los destinatarios de tamaña empresa. Nos referimos a El Grito Argentino impreso en Montevideo en la Imprenta de la Caridad, impulsado por los opositores de Rosas exiliados en la capital uruguaya y que tuvo como periodistas a figuras de nuestra historia nacional como Juan Bautista Alberdi y Valentín Alsina.
El primer número apareció el 24 de febrero de 1839 y tenía por finalidad expresar una férrea oposición al gobierno del "ilustre restaurador" al que refieren por medio de una directa y virulenta prosa.
Una clásica alegoría de reminiscencias grecorromanas encabeza la parte superior de la primera página de la publicación. Briosos caballos tiran del carro que transporta a una deidad portadora de un cuerno de la abundancia y nuestra bandera argentina. En su interior se reproducen numerosas viñetas, la mayoría ya utilizadas en otras publicaciones.
Lo que distingue a este periódico es la inclusión de ilustraciones de gran tamaño que ocupan todo la superficie de las páginas. Esta modalidad fue anunciada previamente señalando que todos los números contarían con una lámina o cuadro "ya del género serio o del ridículo que represente alguno de los hechos del tirano".
Por primera vez litografías de igual dimensión que las páginas del periódico representaron a través de imágenes hechos significativos del gobierno. Imaginativas escenas que tenían por protagonistas al Restaurador de las Leyes y autoridades de su gobierno con sugerentes títulos como "Reunión de patriotas", "Lo que se hace en el cuartel de Cuitiño", "En lo que paran las construcciones del pueblo", "Patriotismo de Rosas y de Nicolás de Anchorena" entre otras de 1839 proclamaron sus opiniones y ridiculizaron a sus gobernantes.



Media noche en la calle del Restaurador. ¡Qué horror! El sereno grita "que viva el Restaurador" y los perros están devorando a los huérfanos que ese malvado restaurador ha tirado a la calle...! (El Grito Argentino, N° 6 del 14 de marzo de 1839).


La filacteria

Es indudable la participación de distintos dibujantes y grabadores claramente evidenciado por el resultado dispar de sus imágenes, a veces hieráticas, otras desproporcionadas, algunas un tanto primitivas. Varias dejan entrever la presencia de manos más diestras no sólo en el manejo de la línea sino en el correcto empleo de la pespectiva y la aplicación de valores a través del recurso del sombreado o la aplicación de tramas lineales.
Pero el aporte más significativo para la época fue el empleo por primera vez del recurso de la filacteria, método del miniaturismo medieval que consiste en incorporar una especie de banda o texto que sale de los labios del personaje, antecedente del globo historietístico o de comic.
A partir del Nº 5 del 10 de marzo de 1839 y en una entrega semanal se brindaron las ilustraciones, que como ya señalamos, tenían el tamaño de una página y estaban destinadas a fustigar al gobierno de Rosas. De palabras sueltas, sugiriendo ideas y pensamientos que se completan con escenas primarias, se llegan a componer prosas y versos que constituyen toda una verdadera pulseada que anima e instruye a la ciudadanía.
Rígidas siluetas, falsas perspectivas, escenas más depuradas y dominio del espacio, correctos acabados, desproporciones, planos de líneas entramadas, texturas, acertadas composiciones lineales alternan las prosas y versos de contenido político y social precedidos por ocurrentes títulos.
La prensa escrita tuvo un papel significativo y decisorio en la divulgación de las ideas y de las luchas políticas de nuestro reciente pasado, pero indudablemente la incorporación de la imagen que por entonces apelaba solamente a la habilidad manual y la destreza de los más dotados reforzaron con su agudeza y claridad el pensamiento tanto de los fieles como de los opositores de los sucesivos gobiernos de nuestro incipiente país.
La incorporación de la caricatura, cuyo antecedente más lejano lo constituye la cabeza de burro aparecida el lunes 8 de marzo de 1824, atribuida a Fray Francisco de Paula Castañeda y que por sus características estéticas y de clara intención política va a revolucionar la prensa escrita en sus diversos formatos ya ha sido estudiado, analizado y debatido por eminentes estudiosos argentinos.

Fuente:
El Litoral.com, Santa Fe, Sábado 8 de julio de 2006.
http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2006/07/08/culturadiario/CULT-01.html

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